En muchos movimientos de autoliberación (feminismo, antirracismo, lucha LGBT) surge el concepto de «Espacio seguro». Esto puede ser una asamblea, un lugar de ocio, un evento puntual o un lugar físico entre otros. Básicamente es un lugar donde personas que sufran algún tipo de opresión o discriminación puedan estar a gusto y sentirse libres. La mayoría sabemos lo que son, pero no le damos la importancia que merecen estos espacios de empoderamiento y de fortalecimiento personal y colectivo sin los que ningún movimiento puede ser realmente eficaz.
Aunque las personas animalistas no estemos oprimidas por esta condición (como mucho discriminadas, pero para nada comparable con los casos que hemos mencionado antes), también necesitamos crear espacios seguros y transformar los espacios no-veganos. En nuestro caso un espacio seguro sería uno donde nadie te va a preguntar sobre las proteínas o sacarse un bocata de cadáver en tu cara. Un espacio donde de vez en cuando poder relajarse y no ser «la vegana» o «el rarito». Un espacio donde ser TÚ tranquilamente.
El sufrimiento psicológico que produce ver como cada día casi todas las personas a tu alrededor colaboran con la explotación y tortura es malo para ti y malo para los animales, ya que una persona sana lucha con más fuerza que una persona carcomida por la rabia y la depresión. Sin cerrar los ojos debemos apoyarnos y asegurarnos que no estamos sufriendo innecesariamente.
Una crítica común a los espacios seguros es que estos se convierten en guetos ideológicos o cámaras de eco que nublan el sentido crítico, nada más lejos de la verdad. Todos los días estamos siendo bombardeadas con propaganda contra nuestras ideas. Aunque no veamos la tele o vayamos a la escuela es casi imposible escapar de la propaganda carnista, machista, nacionalista o xenófoba (entre otras) con la que nos atacan, así que de vez en cuando refugiarse de estas ideas tóxicas no va a hacernos personas menos reflexivas.
Otra crítica va en la línea de «El mundo no es un lugar bonito y seguro, así que hacer espacios seguros es estúpido» Es difícil expresar de forma resumida ese argumento por lo absurdo que es, pero os invitamos a buscar por la caverna de internet, especialmente en foros “antifeministas”. Cuando se ve este argumento muchas veces va aderezado con «marica», «nenaza» y otras chorradas machistas, LGBTfobas o capacitistas, así que poco esfuerzo hace falta para rebatir tal tontería. El mundo es una mierda, vale, pues justo por eso vamos a crear rincones menos mierdosos desde donde poder cambiar el resto del mundo, además, ¿qué tiene de malo refugiarse de la mierda? Como si por no sumergirnos de lleno en lo peor del mundo continuamente perdamos la capacidad de luchar contra ello.
Los espacios seguros también son lugares de formación maravillosos, el aprendizaje mutuo es de lo mejor que hay. El hecho de tener ideas asumidas en común entre todas las personas en ese espacio permite hilar más fino y hablar de temas que van más allá de justificar el veganismo (o el análogo en otros espacios). También debemos apoyar a las personas que quieran dejar atrás los productos de origen animal, recordando que pocas nacimos veganas y concienciadas, y facilitar el camino a quienes se quitan la venda. El crear espacios veganos allana mucho el camino para quien haya despertado pero le falta la experiencia o tiene dificultades (problemas familiares, de tiempo, logísticos…).
Por nuestra parte queremos que no sólo nuestras asambleas sirvan de espacio seguro, también queremos crear otros espacios y «liberar» los espacios de otros ámbitos y otras luchas.
Tampoco debemos olvidar que los animales no-humanos también necesitan espacios seguros, estos son sus hábitats y los santuarios. Hay que defender con saña los espacios naturales (si es que quedan) y tratar de crear nuevos, redistribuyendo la tierra desde una visión no antropocéntrica. Asimismo tenemos un deber con los animales no-humanos domésticos, no basta con dejar de criarlos y consumirlos, debemos luchar por que los que hoy existen puedan llegar al final de sus vidas con la máxima
libertad y dignidad posible, principalmente apoyando a los santuarios de animales que además cumplen una función pedagógica increíble.
Aspiramos a que desaparezcan los espacios seguros al desaparecer la necesidad de ellos, pero mientras el mundo sea como es, seguiremos defendiendo y construyéndolos.