¿De qué ocio disponemos las personas jóvenes? ¿Y de cuánto?
Realmente hay poca variedad y poca cantidad, especialmente para quienes no tenemos un nivel adquisitivo medio o alto. Además, si dentro de las posibilidades de ocio descartamos el basado en el alcoholismo o consumismo nos quedan pocas opciones. Es por esta necesidad que debemos crear nosotras un ocio alternativo. Un ocio consciente que no necesite destrucción ambiental, alienación o cadáveres en la mesa.
Por un lado hay que recordar que quedar para pasar el rato siempre es una opción, se puede hacer de día y sin botellón, pero también es importante construir otras alternativas que nos permitan conocer a gente nueva, especialmente cuando tus amigas de toda la vida mantienen actitudes opresivas que tú has dejado atrás, como podría ser comer carne o el humor contra colectivos oprimidos.
El ocio va más allá del disfrute personal o colectivo de quien participe en el (cosa que ya de por si es valiosa), ya que es una pieza clave de cualquier sociedad sana. El ocio nos permite mantener una salud mental óptima, nos une a decenas de personas y es una herramienta de difusión cultural y de ideas enorme, ya que implica una participación activa, voluntaria y positiva.
Queremos un ocio que ponga en valor todas estas cosas y sirva de herramienta de transformación social y personal.
En cierta manera las fiestas populares y los festivales de música alternativa son lo más cercano a este ocio, pero les queda mucho camino por andar. Sigue siendo algo común ver a miles de personas con el puño en alto en un concierto y luego ver el suelo repleto de botellas, o que en fiestas de carácter antirepresivo vendan bocatas de panceta. Por eso participamos en las “Paelles Populars Universitàries” (organizando un concurso de paella vegana): para fomentar el veganismo en una fiesta que no lo consideraba en su ideario.
Las personas veganas a veces sienten sensación de marginación o soledad, y eso es malo para ellas y para los animales que defienden, así que tenemos que construir espacios de ocio y convivencia que permitan a las personas veganas o en proceso estar a gusto. Por nuestra parte organizamos el VGNKMP, que respondía a esta necesidad de un ocio organizado de forma asamblearia, sin nadie para lucrarse, ecológico y sin actitudes opresivas.
Queremos sentirnos acompañadas y que todas las personas se sientan cómodas: Sin pedazos de cadáver en los platos y sin comentarios LGBTfobos ni mierdas racistas o capacitistas; tan solo el respeto y la complicidad en espacios y eventos que además nos sirvan para aprender, debatir, compartir y reflexionar.
Un ocio alternativo es posible y no va a caer del cielo, no: lo vamos a construir nosotras, desde abajo y con la mirada bien alta.